LA INTERACCIÓN PLÁSTICA
6 exposiciones desde 1991 hasta 2008
LA INTERACCIÓN PLÁSTICA es cómo interactúa un cuadro con su entorno, estudiando la relación de éste con el espacio que lo rodea. RODOLFO NAVARRO es el creador de esta corriente artística tan innovadora como sorprendente. La idea de La INTERACCIÓN PLÁSTICA reside en lanzar una imagen, un cuadro al público, que éste no tenga que entrar dentro de una sala o museo para establecer una comunicación con el Arte. Está pensada para la gran masa de público, no para una elite o clase cultural y por tanto tiene una gran visión de amplitud en el tiempo; es para el disfrute del pueblo, para aquellos que no tienen acceso a esos museos o Galerías de Arte.El poder lanzar una imagen al público y que este disfrute de una nueva manera de ver un monumento conocido y/o tradicional, ofrece una apertura significativa en la percepción plásticas del mismo. Invita a un paseo diferente, a una experiencia única y a un compromiso constante con el ambiente que rodea el cuadro. Poder fusionar cuadro y entorno, hacer de la exposición el propio cuadro, crear un nuevo campo de visión en la propia composición de la Instalación… En definitiva, conseguir una línea nueva de creación, un camino diferente que nadie antes había realizado.Ir más allá del soporte y ser capaz de fundir pintura y paisaje es algo tan novedoso como único. Recortar las secciones del mural y poderlas colgar como cuadros “más tradicionales” forma otra manera de entender la comercialización de las Obras de Arte.
LOS TRES NIVELES DE PERCEPCIÓN DE LA OBRA
Durante los últimos 25 años, la idea de combinar cuadros inmensos con partes de una ciudad o un monumento a ido creciendo como lo hacen los hijos o los árboles, siempre madurando. Y mientras los años iban dando alas a un concepto diferente e ilusionante, descubría que cada proyecto, cada cuadro y cada monumento tenía un camino único para llevarlo a cabo: desde una simple conversación con un director capaz de tomar la decisión correcta, hasta los complejos vericuetos del sistema gubernamental en China, cada proyecto ha llevado una historia, sus momentos increíbles y un buen montón de amigos y entrañables contactos que hicieron que cada cuadro se pudiera colocar en el lugar elegido, se inaugurara, tuviera su repercusión y facilitara el siguiente proyecto... El siguiente reto.
La Interacción Plástica se ha ido transformando, pero a su vez, también ha ido modificando mi propia existencia. Por ello cada exposición ha significado un cambio radical en los procesos estéticos y de realización de las obras.



1.- El Primero, la visión desde lo alto de la muralla —incluso desde las colinas cercanas— de un fondo de colores con formas geométricas que rompen la monotonía de unos ladrillos grises.
El contaste entre la Gran Muralla y el color puro del cuadro será enriquecedor tanto para los visitantes como para el paisaje.
Con unas dimensiones que van mucho más allá de la simple superficie pintada el cuadro se abre al mundo, a las montañas... se funde con la Naturaleza.
2.- El Segundo, poder acercarse desde abajo y descubrir figuras e ideas en cuadros de proporciones más “entendibles” para el ojo humano.
Figuras y composiciones que describen e ilustran el título y su mensaje.
Esculturas pintadas porque las dos y las tres dimensiones se funden en un proyecto plástico único. Al igual que las tres dimensiones de la Muralla el cuadro compite —con sus dos dimensiones— armonizando el volumen cerrado de ésta.
Figuras que se transforman pasando de un estado interior a una forma externa, de un concepto íntimo a una exposición ajena... de un estado comprensible a un desarrollo creativo.
3.- El Tercero, poder observar los cuadros recortados en una sala de exposiciones de una forma más convencional. Cada “trozo” del cuadro lo acompañará una fotografía con la Gran Muralla donde se vea ese cuadro. Cada cuadro final es el resultado de un detallado cálculo entre las dimensiones como parte integrante del cuadro global y el tamaño de la obra recortada. La composición de las figuras y del fondo resultan cruciales para delimitar los bordes de los cuadros, el equilibrio entre lo parcial de un recorte y la presencia de un cuadro completo es fundamental para que cada composición posea la coherencia necesaria y la belleza plástica de toda gran obra.